lunes, 30 de enero de 2017

Adiós a Paloma Chamorro, la musa televisiva de la Movida

  

Fue la imagen de la Movida en la tele porque ella fue la que se atrevió a trasladar el espíritu caótico de ese movimiento liberador y contracultural a un espacio tan supuestamente organizado como un plató. Paloma Chamorro ha fallecido y a pesar de llevar años retirada de la vida pública hoy parece que todo el mundo la conocía y hasta la echaba de menos de la pantalla. Seguramente, ella tendría una respuesta vitriólica a tanta alabanza a destiempo. Ella fue la más moderna de una tele encorsetada desde sus inicios, cuando en 1973 comenzó a colaborar en un espacio dirigido por Fernando Méndez Leite titulado "Galería" al que le siguió "Cultura 2". Cuando fue requerida para el trascendental "Encuentros con las artes y las letras" en el 76 ya era "la chica del arte" en Prado del Rey y cuando el macro-espacio se desgajó ella continuó con "Trazos" junto a Ramón G. Redondo y, posteriormente, ya como directora y presentadora "Imágenes". Como de todo estoy ya hemos hablado en este blog no quiero extenderme demasiado pero sí dejar claro que Paloma era ya un icono de la cultura con mayúsculas antes de convertirse en personaje popular. 


Eso sería a partir de 1983 gracias a (o "por culpa de" diría ella) "La edad de oro", el espacio más transgresor y libre de la tele aunque ella, como máxima responsable, no tuviera esa intención. Ingenuamente quería informar de todo lo que se estaba moviendo en Madrid al resto del país y, por qué no, que esa creatividad desbordante se contagiara a través de las ondas hercianas. Pero a fuerza de presentar a los más importantes músicos del momento en Europa y de (intentar) entrevistar a los más iconoclastas artistas en un estudio lleno de humo (sospecho que no del incienso o del hielo seco que se solía utilizar para eso) la Chamorro devino también en símbolo. Su pelo, ese que no se peinaba porque, simplemente, no tenía tiempo porque prefería dedicar cada segundo a hacer de su programa la joya catódica en la que se convirtió, fue motivo de imitación pero ella tenía otras preocupaciones, como afrontar una denuncia por ofensa religiosa de la que no se libró hasta los 90. Todo por permitir que un artista provocador se riera de la simbología religiosa. Ella lo permitió todo en su espacio... pero aquello no era un billete de ida y vuelta. 


Tras el abrupto final de "La edad de oro" en 1985 se le cerraron muchas puertas, tal y como ella contó en varias ocasiones y sin ningún tipo de pudor. Tuvieron que pasar dos años hasta que comenzar la emisión de "La estación de Perpignan" (del que también hemos hablado aquí), un programa con largas entrevistas monográficas a artistas de todos los géneros entre los que también había músicos así que, puntualmente, se recuperaba el espíritu de su programa anterior con conciertos muy cuidados estéticamente aunque con cantantes muy distintos de los que habían agotado su paciencia un par de años antes. 


Un año más tarde llegó "La realidad inventada", otro programa sobre arte que ha dejado para el archivo de TVE entrevistas hoy ya históricas. Y después... el silencio. Un par de documentales más para la Casa, uno sobre la pintora gallega Maruja Mallo y otro sobre Goya, fueron sus dos únicas aportaciones a la tele de los noventa. Desde hacía tiempo sufría de migrañas que sumadas a la decepción y el cansancio por el ninguneo constante de los gerifaltes hacia su trabajo consiguieron que esta "filósofa de la acción" se hartara de pugnar por un hueco en la parrilla. Hoy todo el mundo la valora pero incluso en su período de apogeo tuvo que enfrentarse a las críticas de los envidiosos que consideraban que no estaba "preparada" para dirigir un musical, al boicot de ciertos operadores de cámara demasiado viejos para aguantar a una juventud desfasada y a las continuas quejas de los jefes. Paloma Chamorro es otro ejemplo de profesional totalmente desaprovechada. Afortunadamente el archivo se nutre de algunas de sus contribuciones más valiosas. Gracias, Paloma, por habernos permitido soñar con una tele sin complejos y libre. Al menos... soñar. 

Algunos ejemplos de su brillante trabajo: 


3 comentarios:

  1. ¿Liberador? ¿Contracultural? ¿Permitió todo en su espacio? No fastidiemos, hombre, que aún recuerdo su agresiva incomodidad cuando el genial Quino Maqueda de "La Frontera" se atrevió a manifestar la enhorabuena a Reagan por su reciente victoria. O cuando el gran Fabio McNamara dio a entender que un programa anterior había sido censurado. Por no hablar de que los programas (que no eran en directo, fíjate qué transgresión) estaban editados de una manera harto sospechosa. Venga ya, hombre, a los que vivimos aquéllo no nos vengas a dar lecciones de memoria histórica.

    Y, sí, le preocupaban las imitaciones. A finales de 1984 la lió parda por una imitación que le hizo El Gran Wyoming (quién le ha visto y quién le ve) en "Y sin embargo te quiero".

    Como bien dices, afortunadamente, el archivo se nutre...

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  2. A pesar de lo dicho en el anterior comentario, no se le puede negar a Paloma Chamorro el mérito de haber dejado unos programas muy, muy dignos, de un nivel de contenidos y una calidad que aún mucha gente recuerda y que la televisión de hoy no tiene.

    ¿Que habría cosas criticables en su orientación o su enfoque? Pues seguramente. Como directora de sus programas tomaría decisiones más acertadas o más cuestionables. La crítica del espectador (y contribuyente) es legítima si se hace con respeto. Pero ya está, ahí debe quedarse.

    Yo también tengo memoria histórica y televisiva. Y sé que desde finales de los 80 no recuerdo en TVE programas sobre artes plásticas con entrevistas a pintores, escultores o diseñadores (salvo quizá el "Miradas 2"). Desde los años 90 no recuerdo programas con actuaciones musicales en directo, y menos aún de artistas fuera del circuito comercial ("Área reservada" y como mucho, "Conciertos de Radio 3").

    Tengo memoria suficiente para acordarme de dos documentales de Paloma Chamorro en los años 90: uno sobre Maruja Mallo y otro sobre Goya, éste último riguroso y de altísima calidad, a la altura de lo que el espectador merece.

    No se trata de pedir una televisión pública elitista, sesuda y aburrida. Me basta con que sea digna en sus contenidos. Para mí, los programas de Paloma Chamorro lo eran muy por encima de la media, mucho más si los comparamos con la televisión actual. Por todo eso, mi respeto y reconocimiento.


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  3. Completamente de acuerdo con el comentario de "retahila".
    Además, creo que encasillar una apuesta tan arriesgada como "La edad de oro" exclusivamente con la movida es rebajar un nivel que tuvo y muy alto. Se presentaron artistas más o menos transgresores de todo el mundo, algunos quizá más preocupados por demostrar lo "antitodo" que eran que la calidad de sus dotes artísticas pero a ver quien se atrevía a llevar a un plató español de la época a gente como por ejemplo Cabaret Voltaire y SPK (banda austro-neozelandesa por cierto imitada por los primeros La Fura dels Baus que se reconocieron públicamente en su día como admiradores) y donde militaba el que ahora es más que reputado compositor de bandas sonoras cinematográficas Graeme Revell... En fin, todo será discutible pero la calidad de los contenidos seguirá siendo muy alta y, en mi modesta opinión, aún no superada comparativamente.

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